La salud sexual y reproductiva abarca un amplio rango de servicios que permiten que las personas puedan decidir si tener o no hijos y cuándo tenerlos, experimentar embarazos y partos seguros, tener recién nacidos sanos, y una vida sexual segura y satisfactoria. Estos servicios son inversiones importantes porque aumentan el bienestar individual y permiten a las personas ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, y porque tienen beneficios de amplio alcance para las sociedades y las futuras generaciones.
Este informe examina los servicios esenciales que las mujeres necesitan y usan durante sus años reproductivos: servicios anticonceptivos, atención relacionada con el embarazo (incluidos los servicios de salud materna y de aborto), atención del recién nacido y tratamiento para las infecciones de transmisión sexual (ITS). Este informe también identifica servicios que, de ampliarse y fortalecerse, podrían mejorar la salud de las mujeres, sus parejas y sus hijos. Se enfoca en países de ingreso bajo y mediano (PIBM) y, al igual que los informes anteriores de Haciendo Cuentas, presenta la necesidad, los impactos y los costos asociados con la prestación de servicios siguiendo estándares de atención internacionalmente definidos. El objetivo del informe es ilustrar para los gobiernos nacionales y locales, el sector privado y los socios internacionales de desarrollo las inversiones necesarias para expandir y mejorar los servicios de salud sexual y reproductiva, los cuales son componentes esenciales de los servicios de salud.
Necesidad insatisfecha de servicios
Nuevas estimaciones para 2019 muestran que los servicios de salud sexual y reproductiva están muy por debajo de las necesidades en los PIBM. Aproximadamente 218 millones de mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años) en esos países tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna: esto es, desean evitar un embarazo, pero no están usando un método moderno. Cerca de la mitad (49%) de los embarazos en los PIBM —111 millones anualmente— son no planeados.
Adicionalmente, 127 millones de mujeres dan a luz cada año y decenas de millones de ellas no reciben los servicios de salud adecuados en relación con el embarazo y la atención del recién nacido.
- 50 millones tienen menos de cuatro visitas de atención prenatal
- 31 millones no dan a luz en un centro de salud
- 16 millones no reciben la atención médica que necesitan después de una complicación obstétrica importante
- 13 millones tienen recién nacidos que no reciben la atención médica necesaria para tratar complicaciones
Muchas mujeres cuyos embarazos no terminan en nacidos vivos también carecen de los servicios necesarios.
- 2 millones no reciben los servicios de salud que necesitan después de experimentar un aborto espontáneo
- 35 millones tienen abortos en condiciones inseguras
- 9 millones no reciben la atención necesaria por complicaciones después de un aborto inseguro
Además, se estima que 133 millones de mujeres en edad reproductiva en los PIBM necesitan, pero no reciben, tratamiento para una de las cuatro principales ITS curables: clamidia, gonorrea, sífilis o tricomoniasis.
Las adolescentes, en particular, tienen una significativa necesidad insatisfecha de servicios de salud sexual y reproductiva. Por ejemplo, las mujeres en edades de 15 a 19 años que desean evitar el embarazo tienen una necesidad insatisfecha de anticoncepción moderna mucho más alta que el total de mujeres en edad reproductiva que desean evitar un embarazo (43% vs. 24%). Las mujeres adolescentes enfrentan muchas barreras para obtener servicios anticonceptivos, que incluyen el temor a revelar que son sexualmente activas (si no son casadas) y la presión social de tener un hijo (si son casadas). Se estima que las adolescentes en los PIBM tienen 21 millones de embarazos cada año, 50% de los cuales son no planeados.
Impactos de la expansión de los servicios
Si todas las mujeres en los PIBM que desean evitar un embarazo usaran anticonceptivos modernos y todas las mujeres embarazadas y sus recién nacidos recibieran los servicios de salud conforme a los estándares recomendados por la Organización Mundial de la Salud, los impactos serían extraordinarios:
- Los embarazos no planeados disminuirían en 68%
- Los abortos inseguros disminuirían en 72%
- Las muertes maternas disminuirían en 62%
Proveer los servicios de atención materna y neonatal recomendados también mejoraría enormemente la salud del recién nacido. Las muertes de recién nacidos se reducirían en un 69% y las nuevas infecciones por VIH en bebés de seis semanas y menores disminuirían en un 88%.
Además, si todas las mujeres infectadas con clamidia o gonorrea recibieran un tratamiento efectivo y oportuno, se eliminarían los casos de enfermedad inflamatoria pélvica e infertilidad causadas por estas ITS.
Costo total de un paquete de servicios
Un paquete de servicios que satisficiera las necesidades de todas las mujeres de anticoncepción moderna, de atención materna y del recién nacido y de tratamiento para las principales ITS curables costaría anualmente 68.8 mil millones de dólares estadounidenses, en dólares de 2019, o aproximadamente $10.60 per cápita (i.e., por la población total en los PIBM) por año. Esto representa un aumento de aproximadamente $4.80 per cápita cada año por encima de los costos actuales. Esta inversión mejoraría la calidad de los servicios que las mujeres reciben actualmente y permitiría que todas las mujeres recibieran los servicios que necesitan.
La inversión total recomendada representa para los PIBM un aumento de 31 mil millones de dólares estadounidenses (83%) por encima de los costos anuales actuales. Dos subregiones, África subsahariana y Asia del Sur, representan más de tres cuartos (24 mil millones de dólares) del aumento total. Los países de bajos ingresos, que están principalmente concentrados en África subsahariana, requieren un mayor impulso en recursos —un aumento de $3.40 a $15.80 per cápita anualmente— porque tienen las necesidades insatisfechas de servicios más altas y los sistemas de salud que los respaldan requieren una mayor expansión y mejora.
Es importante destacar que invertir de manera amplia en servicios anticonceptivos daría como resultado una disminución sustancial de los embarazos no planeados lo que, a su vez, reduciría la necesidad de servicios relacionados con la atención del embarazo y del recién nacido. Cada dólar gastado en servicios anticonceptivos por encima del nivel actual reduciría el costo de la atención del embarazo y del recién nacido en tres dólares. Por lo tanto, invertir en ambos conjuntos de servicios resultaría en un ahorro de 11 mil millones de dólares en costos, que no se tendría si se invirtiera solo en los servicios de atención relacionada con el embarazo y el recién nacido.
Expansión y mejora de los servicios
Por aproximadamente $10.60 estadounidenses per cápita anualmente en los PIBM, o aproximadamente $4.80 más per cápita por encima de los costos actuales, todas las mujeres en edad reproductiva recibirían los servicios que necesitan relacionados con el embarazo y las ITS; todos los recién nacidos recibirían atención esencial que les salvaría la vida durante e inmediatamente después del nacimiento; y las mujeres recibirían los servicios anticonceptivos necesarios para poder decidir si tener o no hijos y cuándo tenerlos. Estas ganancias aliviarían importantes cargas de salud en los PIBM y proporcionarían una buena relación costo-beneficio. Además, se ha demostrado la factibilidad de implementar las intervenciones que componen este paquete de servicios en diversos entornos.
También es sumamente importante contar con inversiones para hacer frente a otras necesidades de salud sexual y reproductiva, aunque no se cuantifican en este informe debido a la falta de datos indispensables. El cáncer de cuello uterino — que puede prevenirse con intervenciones de bajo costo— representa más muertes en muchos PIBM que las complicaciones relacionadas con el embarazo. Cerca de una de cada tres mujeres experimenta violencia de pareja íntima, lo que tiene profundas consecuencias para la salud física y mental. Las mujeres jóvenes continúan representando una porción desproporcionada de las nuevas infecciones por VIH. Las personas en medio de crisis humanitarias enfrentan mayores riesgos de ITS, embarazos no planeados y abortos inseguros, mientras que los servicios en esos entornos son desiguales y generalmente inadecuados. Y la infecundidad afecta a millones de parejas en todo el mundo, sin embargo, el tratamiento está fuera del alcance de las personas con ingresos modestos.
Los fondos para expandir y mejorar los servicios de salud sexual y reproductiva deberán provenir de una combinación de fuentes que actualmente apoyan esos servicios: gobiernos nacionales, organizaciones no gubernamentales, agencias donantes internacionales y de las personas que reciben los servicios. Aunque los modelos de financiamiento varían de un país a otro, el objetivo de la cobertura sanitaria universal —que ahora es un objetivo ampliamente aceptado en la comunidad sanitaria mundial— es garantizar el acceso de las personas más necesitadas a los servicios. En países con grandes cargas en materia de salud y presupuestos nacionales limitados, continuarán siendo necesarios los fondos externos de donantes y las asociaciones efectivas entre donantes y receptores para ampliar el acceso a los servicios.
La velocidad con la cual los países pueden ampliar la provisión de los servicios de salud sexual y reproductiva de alta calidad variará enormemente, dependiendo de sus puntos de partida y la capacidad para realizar las mejoras necesarias. No actuar en absoluto daría lugar a altos costos, desde el punto de vista financiero, de desarrollo y desde una perspectiva de derechos humanos. Al invertir en intervenciones comprobadas de salud sexual y reproductiva, los países pueden lograr un mayor progreso hacia sus objetivos nacionales de salud y desarrollo, así como hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.