A medida que los latinos se están convirtiendo en un grupo poblacional cada vez mayor de los Estados Unidos, hay una mayor percepción de que los factores culturales, económicos y sociales influyen tanto la necesidad como el uso de servicios de atención a la salud sexual y reproductiva de este grupo. En el año 2000, la incidencia del SIDA entre los latinos fue casi cuatro veces superior a la registrada entre personas blancas no hispanas, y las adolescentes latinas son mucho más proclives a embarazarse que sus pares blancas. En el número de julio/agosto de 2004 de la publicación Perspectivas sobre Salud Sexual y Reproductiva, se presentan trabajos de investigación que identifican las brechas—particularmente de sensibilidad cultural en los programas de prevención y en el suministro de servicios—y se formulan recomendaciones que abordan las diversas necesidades de los adolescentes y adultos latinos.
A pesar del mayor riesgo de embarazo de las adolescentes latinas, se han desarrollado pocos programas de prevención dirigidos específicamente a los latinos jóvenes, de acuerdo con "Perspectivas de los facultativos sobre prácticas eficaces de prevención de embarazos entre adolescentes latinas," escrito por Stephen T. Russell de la Universidad de California en Davis y otros. Los facultativos entrevistados por los autores destacaron el desafío que representa equilibrar los valores que guían los programas de prevención de embarazos para los adolescentes de los Estados Unidos (autosuficiencia y superación individual) con las tradiciones latinas que asignan el más alto valor a los papeles de la familia y de la responsabilidad de la paternidad y maternidad, especialmente para las mujeres. Para servir eficazmente a los adolescentes latinos, los autores sugieren que los facultativos no solamente deben hablar español sino que también deben comprender la cultura de los jóvenes, los papeles de género y las relaciones familiares en el seno de estas comunidades.
Un importante componente de los programas de prevención de embarazos es el suministro de servicios de anticonceptivos. En el trabajo titulado "Una comparación entre las adolescentes latinas y blancas con relación al uso de servicios de planificación familiar en California," de M. Rosa Solorio de la Universidad de California en Los Angeles y otros, se revela que si bien las adolescentes latinas y blancas son casi igualmente proclives a usar servicios de planificación familiar, las latinas son mucho más proclives a ya haber estado embarazadas antes de usar estos servicios. Los autores recomiendan que se envíe un mensaje claro a las adolescentes latinas en el que se comunique que los servicios anticonceptivos están disponibles y que deben ser utilizados mucho antes de que una mujer quede embarazada por primera vez.
Los esfuerzos en materia de salud sexual y reproductiva elaborados específicamente para atender las necesidades de los adultos en las comunidades latinas también son escasas, de acuerdo con un trabajo titulado "Estudio aleatorio de una intervención de prevención de embarazos y enfermedades para parejas latinas," preparado por S. Marie Harvey de la Universidad de Oregón y otros. Los autores examinaron el comportamiento de riesgo de una muestra de 146 parejas latinas que participaron en dos intervenciones realizadas en el Este de Los Angeles; un programa de tres semanas de reducción de riesgos diseñado para abordar las necesidades y características específicas de la comunidad latina, y la otra, una sesión de un programa de prevención del embarazo y de las infecciones transmitidas sexualmente. Al realizarse un seguimiento tres meses más tarde, ambos grupos registraron una reducción de la frecuencia de relaciones sexuales sin protección, y hubo un aumento del uso de métodos anticonceptivos eficaces y de condones. Sin embargo, no se observaron diferencias entre un grupo y otro, lo cual sugiere que una sola sesión sobre educación en materia de salud sexual y reproductiva podría ser suficiente para incrementar la comunicación, la adopción de decisiones en forma conjunta y los cambios de conducta de las parejas.
Los trabajadores migrantes son un subgrupo de la comunidad latina en los Estados Unidos que tiene riesgos particulares con respecto a la salud sexual, según un trabajo titulado "El uso de las trabajadoras del sexo entre los latinos migrantes que residen en Carolina del Norte: repercusiones de la diseminación del VIH," preparado por Emilio A. Parrado de la Universidad de Duke y otros. Más del 25% de los 442 latinos migrantes encuestados en Durham, Carolina del Norte, indicaron que durante el último año habían usado los servicios de trabajadoras del sexo. Casi todos los encuestados (93%) indicaron que siempre habían utilizado un condón con las trabajadoras del sexo; no obstante, el porcentaje de hombres que manifestaron que siempre utilizarían un condón disminuyó significativamente si conocían bien a la trabajadora del sexo. Para limitar el riesgo del VIH relacionado con el contacto con las trabajadoras del sexo—tanto entre los migrantes como entre sus parejas en sus comunidades—los autores recomiendan que se realicen campañas de información dirigidas específicamente al uso del condón y a los riesgos que representa el uso de trabajadoras del sexo por parte de los nuevos inmigrantes, especialmente los hombres solteros.