CONTEXTO: El diseño y evaluación de los programas de salud para adolescentes por lo general no toman en cuenta las diferencias socioeconómicas entre las mujeres jóvenes de los países en desarrollo con respecto a sus necesidades en materia de salud reproductiva y su utilización de los servicios conexos.
MÉTODOS: Se utilizaron datos representativos a nivel nacional de las Encuestas Demográficas y de Salud correspondientes a 12 países en desarrollo para evaluar las diferencias socioeconómicas con relación a los resultados en materia de salud reproductiva y al uso de los servicios por parte de las mujeres jóvenes. Se realizaron pruebas de chi-cuadrado para cada país para identificar las diferencias estadísticamente significativas entre los quintiles más pobres y más ricos, los cuales se construyeron utilizando el índice de riqueza de los hogares.
RESULTADOS: En la mayoría de los países, las mujeres jóvenes de los hogares más pobres eran más propensas que sus pares que pertenecían a hogares más ricos a estar casadas a la edad exacta de 18 años y también a tener por lo menos un hijo a esa edad; eran menos propensas a informar que habían tenido un nacimiento no planeado, que practicaban la anticoncepción, que utilizaban los servicios de salud materna, y que estaban informadas acerca de cómo prevenir la transmisión sexual del VIH. La independencia económica, la matrícula escolar y la exposición a los medios de información fueron características menos comunes entre las adolescentes pobres que entre las ricas.
CONCLUSIONES: Las adolescentes pobres pueden ser ignoradas por los modelos actuales de distribución de servicios, los cuales confían únicamente en los medios masivos, las clínicas o los centros de estudio. Se deben adoptar estrategias alternativas para satisfacer las necesidades de las jóvenes pobres, tales como programas de alcance y distribución a nivel comunitario.