Contexto
El conocimiento y uso de los anticonceptivos en la primera relación sexual han ido aumentando entre las adolescentes jamaiquinas, sin embargo, persisten las altas tasas de embarazos no planeados. Se necesita más información sobre los factores de riesgo del embarazo en adolescentes para sustentar los programas.
Métodos
Se condujo una serie de entrevistas estructuradas, con controles apareados por vecindario, en mujeres de 15–17 años de edad, 250 de las cuales estaban embarazadas en la actualidad y 500 que tenían experiencia sexual, pero nunca se habían embarazado. Se uso análisis bivariado y multivariado para examinar las asociaciones entre el embarazo adolescente y el debut sexual temprano, la coerción o violencia sexual, y las conductas de riesgo.
Resultados
Una mayor proporción de jóvenes embarazadas que sus pares que nunca se habían embarazado, habían tenido su primera relación sexual antes de la edad de 14 años (54% vs. 41%), una primera pareja sexual que era cinco o más años mayor (33% vs. 20%) y múltiples parejas (63% vs. 50%); una mayor proporción de las jóvenes que nunca se habían embarazado habían usado anticonceptivos en la primera relación sexual (88% vs. 80%). Casi la mitad (49%) de todas las mujeres jóvenes reportaron haber experimentado alguna vez coerción o violencia sexual. Comparadas con los controles, las jóvenes embarazadas tuvieron mayores probabilidades de haber tenido una pareja mayor en la primera relación sexual y de creer que la anticoncepción es responsabilidad de la mujer (razones de momios de 1.3 y 2.1, respectivamente), y tuvieron menores probabilidades de haber experimentado alguna vez la violencia sexual y de pensar que es importante protegerse contra el embarazo (0.5 y 0.2, respectivamente). Se encontró una interacción entre el debut sexual temprano y la existencia de parejas múltiples. El haber tenido parejas múltiples se asoció con el embarazo solamente para las jóvenes con un debut sexual temprano.
Conclusiones
El alentar a las adolescentes a retrasar su debut sexual y reducir el número de parejas sexuales puede ayudar a prevenir los embarazos no planeados. Las experiencias de coerción y violencia sexuales fueron comunes en ambos grupos, destacando la necesidad de abordar la violencia basada en género a nivel de la comunidad.