Contexto
Los condones femeninos tienen un rol potencial en la reducción de la infección por VIH en trabajadoras del sexo en América Central. Se justifica la investigación sobre cómo introducir el uso de condones femeninos en esta población.
Métodos
Se llevaron a cabo dos rondas de grupos focales con trabajadoras del sexo (115 en la primera ronda y 81 en la segunda) en El Salvador y Nicaragua en 2007–2008. Además, se realizaron entrevistas estructuradas con 95 trabajadoras del sexo y se observaron directamente las actividades de seis educadores en materia de salud.
Resultados
Las mujeres reportaron que el diseño de los condones femeninos dificultaba el aprendizaje de su inserción y remoción. Cerca de un tercio de las participantes reportaron habérselo insertado por sí solas la primera vez. La mayoría de las mujeres reportaron haber practicado 2–10 veces antes de sentirse lo suficiente preparadas para usarlos con sus clientes. Las percepciones positivas incluyeron lubricación, tamaño, comodidad y resistencia. Las percepciones negativas incluyeron el tamaño grande del empaque, incomodidad física inicial y la posibilidad de que el dispositivo pudiera ahuyentar a los clientes. Las participantes prefirieron aprender a usar los condones femeninos con un folleto instructivo apoyado con capacitación dirigida por una instructora en su centro de trabajo. Ellas citaron como barrera para el uso del condón femenino la falta de conocimiento de hombres y mujeres sobre este tipo de condón; y recomendaron actividades educativas tanto para hombres como para mujeres. También recomendaron la distribución de condones femeninos en los lugares en donde están disponibles los condones masculinos.
Conclusiones
Si se toman medidas para instruir a las trabajadoras del sexo sobre el uso del condón femenino en lugares en donde no se sentirán estigmatizadas; y si se cuenta con los suministros de manera fácil y consistente, parece probable la aceptación favorable del condón femenino entre las trabajadoras del sexo en América Central. Se recomienda ampliamente que los educadores en materia de salud usen herramientas promocionales como listas de verificación y mensajes estandarizados.