CONTEXTO: Aunque la legislación guatemalteca permite el aborto inducido solamente para salvar la vida de la mujer, con frecuencia muchas mujeres obtienen abortos, en condiciones de riesgo, y en respuesta a un embarazo no planeado. Estudios recientes indican que el aborto inseguro es un factor clave que contribuye a la morbilidad y mortalidad materna en el país; sin embargo, no existen datos a nivel nacional sobre la incidencia del aborto.
MÉTODOS: En 2003, se llevó a cabo una encuesta en la totalidad de hospitales que atienden a mujeres con complicaciones postaborto, y otra encuesta entre 74 profesionales conocedores de las condiciones de la provisión del aborto en Guatemala. El número de abortos inducidos practicados anualmente se calculó mediante técnicas de estimación indirecta. Las tasas y razones de aborto, así como el nivel de embarazos no planeados, se calcularon para el país en su conjunto y para sus ocho regiones.
RESULTADOS: Cerca de 65,000 abortos inducidos se realizan anualmente en Guatemala, y cerca de 21,600 mujeres son hospitalizadas para recibir tratamiento por complicaciones derivadas de ello. Los abortos ocurren a una tasa de 24 por 1,000 mujeres en edades entre 15 y 49 años, y ocurre un aborto por cada seis nacidos vivos. La tasa de aborto (29–30 por 1,000 mujeres) es mayor que el promedio en las regiones Sur-Occidente (menos desarrollada, con población principalmente indígena) y Metropolitana (más desarrollada, con población principalmente no indígena). Más de una cuarta parte del total de nacimientos son no planeados; al combinar los nacimientos no planeados con los abortos se estima que un 32% de los embarazos en Guatemala son no planeados, y que la tasa por 1,000 mujeres es de 66.
CONCLUSIONES: En Guatemala, el aborto inseguro tiene un impacto significativo en la salud de la mujer. Se requiere de programas gubernamentales integrales para abordar los temas del embarazo no planeado y el aborto inseguro, con atención a las diferencias regionales.