Contexto
En el año 1979, China había iniciado la implementación de la política demográfica conocida como "un solo hijo", la cual restringió severamente la reproducción de las parejas. Es importante conocer las percepciones de la mujer china y la forma en que su vida se vio afectada por esta política y por el uso de la planificación familiar.
Métodos
En 1996 y 1998, se recogieron datos por medio de encuestas y grupos focales de mujeres de tres provincias chinas—Jiangsu, Anhui y Yunnan—para examinar los vínculos que había entre la planificación familiar y la procreación y la vida de las mujeres en el ámbito familiar, incluida su relación con sus cónyuges y otros miembros de la familia, así como sus oportunidades de educación, empleo y de actividades sociales.
Resultados
Las mujeres relacionaban la planificación familiar con la situación económica del país y sus posibilidades de prosperar al tener menos hijos que mantener. Una mayor prosperidad se concebía como la capacidad de suministrarles educación a sus hijos y construirles una vivienda. En Jiangsu, el 73-75% de las entrevistadas que habían tenido un solo hijo se mostraban satisfechas con ese número, sin importarles cuál era el sexo; en Anhui y Yunnan, el 54-58% de las mujeres que habían tenido un solo hijo varón se manifestaron satisfechas, en comparación con el 31–50% de las mujeres que habían tenido una hija única. La gran mayoría (73–99%) de las mujeres de las tres provincias que habían tenido dos hijos—fuere cual fuere el sexo—estaban satisfechas con esa cantidad.
Conclusiones
Pocas mujeres no estuvieron de acuerdo en que su vida es mejor ahora que en el pasado. Sin embargo, la política de China de "un solo hijo" coloca a las mujeres—en particular a aquellas de zonas rurales—en una situación en la que se sienten presionadas por un lado por los requisitos del gobierno en materia de procreación, y por el otro por la preferencia de la sociedad por los hijos varones.