Contexto
La iniciación temprana de las relaciones sexuales y el contexto en el cual comienza esta actividad son indicadores clave del riesgo potencial que tienen los adolescentes de tener un embarazo no planeado, de tener un aborto y de contraerse una enfermedad transmitida sexualmente (ETS). La información comparativa sobre la conducta sexual de los adolescentes de ambos sexos en diferentes países asiste a los planificadores y trabajadores de la salud a satisfacer las necesidades de este grupo poblacional.
Métodos: Se utilizaron datos obtenidos de las encuestas más recientes de conducta reproductiva que son representativas a nivel nacional, llevadas a cabo en 14 países de diferentes partes del mundo, para evaluar las variaciones regionales de la conducta sexual de los jóvenes. El análisis se centró en la población de los de 15-19 años de edad, aunque también se utilizaron datos de los de 20-24 años para obtener un panorama más completo de las diferencias de comportamiento según el género durante el período de la adolescencia.
Resultados: En la mayoría de los países, aproximadamente un tercio o más de las adolescentes habían mantenido relaciones sexuales; en cuatro países (Ghana, Malí, Jamaica y Gran Bretaña), aproximadamente tres de cada cinco tenían experiencia sexual. Entre la mitad y las tres cuartas partes de los adolescentes varones en siete países habían mantenido relaciones sexuales alguna vez, aunque la proporción fue de un tercio o menos en Ghana, Zimbabwe, las Filipinas y Tailandia. Las relaciones sexuales durante los años de la adolescencia ocurren, en su mayor parte, fuera del matrimonio entre los adolescente varones, pero dentro del matrimonio entre las mujeres. Los jóvenes que nunca se habían casado eran bastante menos proclives a ser activos sexualmente en ese momento, que a tener experiencia sexual alguna. Por ejemplo, en Ghana, el 49% de las adolescentes que nunca se habían casado habían tenido relaciones sexuales alguna vez, pero sólo el 23% lo habían hecho dentro del último mes.
Conclusiones: En la mayoría de estos países, un elevado porcentaje de los adolescentes se encuentran potencialmente en riesgo de experimentar un rango de resultados adversos de salud reproductiva. Los planificadores de los programas deberán identificar maneras para asistir a los adolescentes sexualmente activos de forma que utilicen en forma coherente medios de protección eficaces para evitar tanto el embarazo como las ETS.